ACEN Intituto de Salud Integral
A. Calderón Zubillaga
C/Prim 27 - Princial Izquierda
20005 DONOSTIA
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HACIENDO UN POCO DE HISTORIA
Por Pablo Larras.
Profesor de Osteopatía
El fundador de la Osteopatía craneal, William Gardner Sutherland, fue
alumno directo de Andrew Taylor Still. Sutherland, descubrió un
movimiento hasta entonces desconocido, y dio un considerable impulso a
la Osteopatía. A este movimiento lo denominó mecanismo o movimiento
respiratorio primario (MRP).
El movimiento respiratorio primario (MRP).
Fue denominado así por varias razones:
El termino mecanismo o movimiento. Pretende expresar la combinación de
partes óseas en contacto, articuladas de una manera determinada y para
un fin en concreto.
La palabra respiratorio. Se emplea porque asocia el movimiento a un
ritmo regular de dos tiempos, análogo a la respiración pulmonar. Estas
dos fases del ritmo respiratorio primario son:
La fase de expansión. Denominada flexión en los huesos impares, y
rotación externa en los huesos pares.
La fase de contracción. Denominada extensión en los huesos impares, y
rotación interna en los pares.
La expresión primario. Fue concebida por Sutherland al considerar a la
respiración pulmonar como secundaria, en el sentido de que aparece en
el momento del nacimiento, mientras que el MRP aparece en el 4º-5º mes
de vida uterina, con el reflejo de succión, y persiste después de la
muerte, percibiéndose aún por un espacio de tiempo comprendido entre
15 minutos y 2 horas, mientras dura su inercia.
Este trabajo sobre el cráneo. Comenzó en los años treinta, cuando
cursaba sus estudios en la escuela de Osteopatía de Kirksville,
Missouri. Sutherland estaba fascinado por la arquitectura ósea del
cráneo humano y tenía la convicción de que sus huesos estaban
concebidos de tal forma, que debían de permitir cierto movimiento, en
contra de la teoría médica Anglosajona de la época, que postulaba que
en el cráneo adulto normal los huesos estaban soldados, y por lo tanto
sin movimiento, las únicas excepciones las constituían los huesecillos
del oído, y la ATM.
Empujado por la profunda convicción de que todas las obras de la
naturaleza tienen un fm, Sutherland albergaba la idea de que los
huesos del cráneo debían de moverse unos en relación con los otros, en
condiciones normales, durante toda la vida. Sutherland se familiarizó
con los movimientos craneales experimentando sobre sí mismo, y sobre
otras personas, constatando unos movimientos uniformes y rítmicos en
las cabezas de personas de-muy diferentes edades, sexos, o razas.
La Osteopatía craneosacra. Se llama así, porque Sutherland también
descubrió que el MRP se extendía al resto del cuerpo, y que el
movimiento del sacro estaba sincronizado con el del cráneo. Sutherland
postula la teoría de la sincronización del movimiento craneosacro en
base a la relación que existe entre estas partes a través de la
duramadre, porque las pocas inserciones óseas que en ella existen no
pueden obstaculizar dicho movimiento. Deduciendo que el movimiento del
occipital debía de influenciar al movimiento sacro, y viceversa.
Sutherland postuló. Que la cabeza se mueve, a través de la suturas de
sus huesos, y que estos movimientos, que son de muy poca amplitud, se
suceden a un ritmo regular de dos tiempos, debido según él, a la
fluctuación del liquido cefalorraquídeo que rodea al cerebro y a la
médula espinal. Cuando este ritmo se altera se producen unos estados
patológicos que influencian al organismo entero. Sutherland desarrolló
un completo método de técnicas diagnósticas y de tratamiento.
El MRP. Existe en el hombre, primates, caninos, felinos, y
probablemente en la mayoría de los vertebrados. Este movimiento es muy
sutil y pequeño, varía entre 25-45 micras en cada sutura, dependiendo
de la sutura que se trate. Pero hay que tener en cuenta que hay más de
cien articulaciones en el cráneo, y que este gran número de
articulaciones produce un movimiento relativamente amplio. Este
movimiento es de suma importancia, Sutherland consideró al MRP como la
más grande manifestación de vida. Algunos lo llaman el aliento de
vida.
Las comprobaciones. Científicas de la existencia de este movimiento,
que los osteópatas vienen sintiendo y trabajando desde su
descubrimiento, son múltiples. No obstante, hubo que esperar hasta
mediados del siglo pasado, para que los avances tecnológicos
permitieran la evidenciación científica del MRP. Sin embargo, la
creencia de que el cráneo es una estructura rígida es relativamente
nueva, y procede de los médicos Anglosajones. La literatura médica
clásica latina contempla al cráneo como una estructura maleable, capaz
de movimientos.
Actualmente. La existencia del movimiento craneal está fuera de duda,
gracias al microscopio electrónico, mediciones con sensibles
captadores, experiencias quirúrgicas, y otros experimentos y estudios.
El microscopio electrónico. Reveló la existencia de distintas capas de
tejido conectivo en las suturas (tres en cada hueso), que permiten una
cierta libertad de movimientos a los huesos de la cabeza.
Los trabajos de Viola Frymann. Con experimentaciones por procedimiento
interferométrico, y láser acoplado a ordenador, para tener imagen
tridimensional, permiten la posibilidad de abordar analítica e
instantáneamente el MRP en relación a otros ritmos orgánicos.
Los estudios biomecánicos realizados por John Upledger. En la Michigan
Estate University, en 1975, a partir de trabajos de la General Motors
sobre la estructura ósea, han podido determinar los módulos de
elasticidad (E de Young) y los coeficientes de deformabilídad (V de
Poisson) de los huesos v las suturas del cráneo humano. E hueso = 534
Gpa. V hueso = 0.2. E sutura = 29,7 Gpa. V sutura = 0.42. Estos datos
permiten estimar las deformaciones y el modo de reparto de las
tensiones sobre los huesos y las suturas de la bóveda craneal. La
amplitud del movimiento de una sutura depende del tipo de sutura que
sea. En un hombre adulto de tamaño medio, al aplicar una fuerza de 50
N en el centro de las muestras óseas, el movimiento producido es de 45
micras para una sutura armónica, 25 micras para una sutura biselada y
20 micras para una dentada.
Otro descubrimiento interesante. Fue el hallazgo de la existencia de
unos receptores en el interior de las suturas, conectados con el seno
recto y el cuarto ventrículo. Cuando se asusta a un individuo, las
suturas craneales se cierran gracias a sus micromecanoreceptores, lo
cual supone un sistema de autoprotección comparable con el de los
moluscos marinos de concha dura. En caso de estrés la sutura se
cierra.
E.A. Bunt, M.D. Neurocirujano Sur africano, descubrió mediante
tomografías en el estudio de hidrocefalias normotensivas idiopáticas,
la existencia de dilataciones y contracciones de los ventrículos
laterales a un ritmo de unos 6 ciclos por minuto.
GENERALIDADES
La Osteopatía craneal estudia la fisiopatología del MRP.
Los huesos del cráneo poseen movimientos fisiológicos. Porque son
maleables, por su osificación, y por la presencia de suturas.
La osificación. De los huesos del cráneo se efectúa en membrana
(bóveda), a partir de láminas o membranas del mesenquima situado en la
dermis o subyacente a ella. También, en cartílago (base), que procede
igualmente del mesenquima.
Las suturas. Separan a los huesos mediante un tejido conjuntivo
denominado ligamento o membrana sutural, que está compuesto por tres
capas: cambial, capsular, y media. Contiene vasos sanguíneos (de
paredes finas), cuyas venas comunican con las del diploe, y con venas
externa como las del pericráneo.
Los movimientos de los huesos de la cabeza.
Están determinados por su artrología, porque las superficies
articulares, los elementos motores, y los medios de unión, determinan
los movimientos: sus ejes, sentidos, y amplitudes. Para comprender los
movimientos craneales hay que conocer como se articulan los huesos, y
las inserciones de la duramadre.
Las superficies articulares. De los movimientos de los huesos del
cráneo son las suturas, y son consecuencia del MRP. Tienen forma de
biseles externos, biseles internos, engranajes, etc., según las
funciones que desempeñan en los movimientos.
Los huesos del cráneo. Se unen mediante suturas, y forman unas
superficies articulares diseñadas para permitir movimiento. Esto es
evidente, porque si no ¿para qué existen estas superficies
articulares, si no es para favorecer o tolerar el movimiento? El único
factor fisiológico capaz de mantener así las superficies articulares y
protegerlas de la anquilosis es el movimiento.
El crecimiento óseo. Se detiene a nivel de las suturas, si detienen
las estimulaciones fasciales del MRP. Si cesa el movimiento, las
células osteogénicas producen la transformación completa del ligamento
en hueso. La unión de los huesos del cráneo por soldadura es llamada
sinostosis, y cuando es prematura, produce una detención en el
desarrollo craneal y del encéfalo.
Los elementos motores. De estos movimientos son las membranas
craneales, que traccionan de sus inserciones óseas cuando cambian de
tensión durante la fluctuación del LCR. Los huesos se movilizan en
cadena sobre unos ejes de movimientos, y unas superficies articulares,
constituidas por las suturas.
Los medios de unión. Que intervienen limitando este movimiento son la
oposición de las partes óseas, y las tensiones membranosas
intracraneales y sutúrales.
El MRP
Es un movimiento rítmico, y regular, que consta de dos fases o
tiempos, con un período de descanso entre fases.
La fase de flexión. Es la fase de expansión, o activa.
La fase de extensión. Es la fase de contracción, o pasiva, de retorno
a la posición de origen.
La zona neutra. Es una zona que existe entre las fases de
flexoextensión, entre el final del movimiento de una fase, y el
comienzo del movimiento de la otra fase, que se percibe como una
pequeña pausa entre fases.
El ritmo. Se mide en ciclos por minuto. El ritmo normal del MRP es de
6-12 ciclos por minuto. Un ciclo está formado por una fase de flexión,
y una fase de extensión, con sus correspondientes zonas neutras. En
condiciones normales, este ritmo es bastante estable, y no varía como
el de los sistemas respiratorio y cardiovascular. Sólo se altera en
circunstancias patológicas. Este ritmo puede coincidir con el ritmo
respiratorio pulmonar, pero son diferentes. El MRP continúa, y se
percibe aún cuando se interrumpe la respiración. Es independiente de
la respiración diafragmática, del ritmo cardíaco, y de la actividad
del individuo. Esta pulsación rítmica, que comprende al LCR, la linfa
y los líquidos tisulares, puede ser percibida en cualquier parte del
cuerpo.
El ritmo alto. Se encuentra en caso de simpaticotonía. Cuando el ritmo
es alto la amplitud puede disminuir. Esto sugiere restricciones
membranosas con falta de acomodación del MRP, y cuando la amplitud se
reduce el 50% el ritmo aumenta el doble. Esta condición compensa el
recorrido necesario para efectuar su trabajo de bombeo. A menudo, se
encuentra esta situación en procesos inflamatorios de las meninges o
el SNC, y también en el autismo. Otros casos. El MRP se acelera: en la
fiebre, con la presencia de oxígeno, y en la hiperquinesia. En caso de
lesión medular, los músculos desnervados se mueven entre 2030 ciclos
por minuto. Para determinar el nivel espinal de la lesión hay que
apreciar el cambio del ritmo y delimitar los dos extremos del segmento
afectado. El ritmo bajo.
El ritmo bajo. Se encuentra en caso de vagotonía. Frecuentemente, el
ritmo se reduce a 3-4 ciclos por minuto en casos severos de coma
debido a anoxia y lesiones intracraneales. Unos pocos casos de coma,
debido a sobredosis de drogas, producen un ritmo superior a 12 ciclos
por minuto. Otros casos. El MRP se enlentece: en accidentes
cerebrovasculares, del lado de la lesión, en el insomnio, la depresión
y las perturbaciones psíquicas, y el dióxido de carbono. El miedo
puede causar una interrupción de hasta 20 sg de duración.
La amplitud. De este movimiento es muy sutil y pequeña, varía entre
25-45 micras en cada sutura, dependiendo de la sutura que se trate.
Hay más de cien articulaciones en el cráneo. Este gran número de
articulaciones produce un movimiento relativamente amplio. Este
movimiento es de suma importancia.
La amplitud baja. Cuando existen lesiones del MRP. Las lesiones
articulares son restricciones de movimiento, por eso, la amplitud
normal disminuye en casos de lesión. Indica una disminución de la
vitalidad, que la inmunidad está deprimida, v la enfermedad tiene el
terreno abonado para instalarse.
El MRP está producido. Por la motilidad del sistema nervioso central,
coordinada con la fluctuación del LCR, y es dinamitado o potenciado
por los cambios de presión de los mecanismos respiratorio pulmonar y
cardíaco, y los movimientos de succión, y de la ATM. Los movimientos
óseos se producen por la tracción de las membranas craneales, debido a
su cambio de tensión durante la fluctuación del LCR. Los huesos se
movilizan en cadena sobre unas superficies articulares, constituidas
por las suturas. El movimiento está limitado por la oposición de las
partes óseas, y por las tensiones membranosas intracraneales y
sutúrales.
Las lesiones craneales. Son todas las posibilidades de desequilibrio
articular en los distintos sentidos de los movimientos fisiológicos, y
en otros movimientos no fisiológicos, como los strain,
y las lateroflexiones-rotaciones, que se producen por traumas.
También, existen lesiones que no son desplazamientos, como las
compresiones, de naturaleza traumática.
EL SISTEMA CRANEOSACRO
Está formado por todos los elementos que intervienen en el MRP.
Los elementos constitutivos del sistema craneosacro. Son: los huesos
de la cabeza, las suturas, las membranas meníngeas, y todas las
estructuras de tejido conectivo relacionadas con las membranas
meníngeas, el líquido cefalorraquídeo, y todas las estructuras
relacionadas con la producción, absorción y contención del líquido
cefalorraquídeo.
Es un sistema hidráulico semicerrado. Porque el LCR que contiene, está
en continúa producción y absorción. Sus límites son las membranas
meníngeas, y en concreto la duramadre, que es impermeable al LCR que
contiene. La fabricación y la absorción se efectúan por unas
estructuras de tejido especial, que están bajo control homeostático:
la producción por los plexos coroideos, la absorción por las
vellosidades y las granulaciones aracnoideas.
El control homeostático. Está constituido por los propioceptores de
las suturas, que están conectados con centros de control de producción
del LCR. No está bajo control voluntario.
Cumple las leyes mecánicas de los fluidos. Porque el LCR llena el
sistema hidráulico, se desplaza lentamente, y es incompresible. Si se
aplica una fuerza en la superficie líquida, esta se transmite por
igual en todas las direcciones. Por lo tanto, cuando se ejerce una
presión o fuerza en una zona que está situada en los límites del
sistema, la fuerza resultante se transmite por igual, mediante el LCR,
a todo el resto del sistema. El sistema hidráulico contiene al
encéfalo, que es más compresible que el LCR, por lo que si se efectúa
una fuerte presión en el límite externo del sistema, dicha presión se
transmite al encéfalo, por medio del LCR.
Las relaciones del sistema craneosacro.
Abarcan el cuerpo entero, pues de hecho, es la expresión de la
actividad del sistema neuroendocrino. El sistema craneosacro está
íntimamente interrelacionado con los sistemas: nervioso,
musculoesquelético, vascular, linfático, endocrino, y respiratorio.
Los trastornos en la estructura o función del sistema craneosacro
pueden afectar a estos sistemas, y viceversa, especialmente el sistema
nervioso, y en particular sobre el cerebro, porque el sistema
craneosacro provee el medio interno para el desarrollo, crecimiento y
eficiencia funcional del cerebro y la médula espinal, desde la
embriogénesis, hasta la muerte. El MRP es fundamental para la
fisiología de todos los sistemas.
Las relaciones mecánicas del MRP. Se extienden al cuerpo entero, a
través de las fascias, y controla el equilibrio corporal, porque todas
las fascias tienen un origen craneal.